Surgen las Alarmas
Profundidad: Dirigirse
hacia el aprendizaje
El gigante está dormido, aquella
institución abundante en recursos, importancia y poder, no puede levantarse
y a pesar que no existen fórmulas mágicas, siempre es posible crear estrategias,
alarmas para despertar aquello
que duerme. Entre muchas alternativas la PROFUNDIDAD
y la AMPLITUD
yuxtapuestas, resultan ser dos señales
de cambio para alcanzar mejores prácticas
educativas. Una escuela con un grado de
profundidad es una escuela que conoce
su cultura,
filosofía, cree en su PEI, toda
la comunidad educativa se siente parte de
la institución a
la que pertenece,
por tanto la defiende y la desea
mejorar. Lograr que todos crean en su escuela
permite priorizar algunos
objetivos, delimitar con claridad los roles de cada actor, así cada uno tenga una tarea determinada y la desarrolle de la
forma más eficiente y eficaz posible, para así, como
expresa Hargreaves, el
aprendizaje del alumno sea el foco primordial.
En una buena escuela se deben
desarrollar objetivos a largo plazo, metas reales relacionadas con la misión y visión de la institución escolar.
Las “necesidades profundas” se precisan
necesarias y fundamentales,
construir una comunidad escolar sólida y sostenible, es determinante para obtener mejores procesos educativos. En el marco de esta
“escuela profunda” se debe
valorar el poder de adaptación a un
mundo cambiante, el reto no es solo cognitivo es formar estudiantes para la
vida, alumnos integrales con conciencia ecológica,
moral y amplio sentido valórico, áreas importantes que se están perdiendo debido a la
trascendencia que en los últimos años se
le ha otorgado a las evaluaciones, los resultados y las
infinitas exigencias académicas. Frente
a esto creo poco posible llevar acabo un sistema basado en el saber lento, más bien, la realidad nos presenta un saber rápido con escasas manifestaciones de priorizar el aprendizaje por sobre lo demás focos escolares, absolutamente ajenos a la esencia pedagógica que debiese tener la escuela.
Una cita del libro liderazgo
sostenible que apunta al aprendizaje y
que observo con frecuencia es que :“los profesores están tan apasionados y comprometidos con su enseñanza
que realmente no se dan cuenta de si sus alumnos aprenden algo ni como lo hacen”[1] opte
por esta frase porque creo es una
radiografía certera de los colegios en la actualidad, esto mismo ha provocado
que el docente sea percibido en
muchos medios como un trabajador inepto, poco capacitado para proporcionar clases de calidad a sus
estudiantes, por cierto la crítica
es severa, pero desde mi perspectiva,
veo docentes esforzado, luchadores, trabajadores, pero llenos de dudas
respecto al sistema, cansados, quejumbrosos,
con ansias de poder y surgimiento,
parece ser que hoy todos quieren ser directivos, quieren dar resoluciones y esto dificulta el trabajo en equipo, proponerse metas en
favor de los estudiantes y generar estrategias más duraderas e intensas en favor
de la educación de los niños y niñas.
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