viernes, 22 de abril de 2016

LA BUENA ESCUELA (Basado en el libro de Hargreaves: El liderazgo sostenible) 2 da Parte

Surgen las Alarmas

Profundidad: Dirigirse hacia el aprendizaje

El gigante está dormido, aquella institución abundante en recursos, importancia y poder, no puede      levantarse y a pesar que no existen fórmulas  mágicas, siempre  es posible  crear  estrategias,
alarmas para despertar aquello que duerme. Entre muchas alternativas   la  PROFUNDIDAD  y   la  AMPLITUD yuxtapuestas, resultan  ser dos señales de cambio para alcanzar   mejores prácticas  
 educativas. Una escuela con un grado de profundidad es una escuela   que   conoce    su    cultura,  
filosofía, cree en su PEI, toda la comunidad educativa se siente parte de   la  institución a   la   que     pertenece, por tanto  la defiende y la desea mejorar. Lograr que todos crean en su escuela  permite     priorizar algunos objetivos, delimitar con claridad los roles de cada actor, así cada uno tenga  una       tarea determinada y la desarrolle de la forma más eficiente y eficaz posible, para  así,  como  expresa  Hargreaves, el aprendizaje del alumno sea el foco primordial.
En una buena escuela se deben desarrollar objetivos a largo plazo,  metas reales relacionadas con   la misión y visión de la institución escolar. Las “necesidades profundas” se precisan   necesarias y         fundamentales, construir una comunidad escolar sólida y  sostenible, es determinante para obtener    mejores procesos educativos. En el  marco de esta   “escuela profunda” se debe valorar el poder de    adaptación a un mundo cambiante, el reto no es solo cognitivo es formar estudiantes para la vida,      alumnos integrales con conciencia ecológica, moral y amplio sentido valórico, áreas  importantes que se están perdiendo debido a la trascendencia que  en los últimos años se le ha otorgado a  las             evaluaciones, los resultados y las infinitas exigencias  académicas. Frente a esto creo poco posible     llevar acabo un sistema basado en el saber  lento, más  bien, la realidad nos presenta un saber  rápido con escasas manifestaciones de   priorizar el  aprendizaje por sobre lo demás focos escolares,              absolutamente ajenos a la esencia   pedagógica que debiese tener la   escuela. Una cita del libro          liderazgo sostenible  que apunta al aprendizaje y que  observo  con frecuencia es que :“los profesores están tan apasionados y comprometidos con su enseñanza que realmente no se dan cuenta de si sus alumnos aprenden algo ni como lo hacen[1] opte por esta frase  porque creo es una radiografía certera de los colegios en la actualidad, esto mismo ha   provocado   que el docente sea percibido en muchos medios como un trabajador inepto, poco capacitado para  proporcionar clases de calidad a sus
estudiantes, por cierto la crítica es severa,  pero desde mi perspectiva, veo docentes esforzado,            luchadores, trabajadores, pero llenos de dudas  respecto al sistema, cansados, quejumbrosos, con        ansias de poder y surgimiento, parece ser que   hoy todos quieren ser   directivos, quieren dar              resoluciones y esto  dificulta el  trabajo en equipo, proponerse  metas en   favor de los estudiantes y   generar  estrategias más duraderas e intensas en favor de  la  educación de los niños y niñas.



[1] Extraído del libro "Liderazgo Sostenible"

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