viernes, 22 de abril de 2016

LA BUENA ESCUELA (Basado en el libro de Hargreaves: El liderazgo sostenible) 1era Parte

 “La buena escuela carece de jefes  y se inunda de líderes positivos, la buena escuela no conoce el    “ego” -ismo-  la buena escuela  comparte la decisión  y  distribuye  la acción”

Un gigante dormido
Napoleón lideró las batallas en Europa Occidental y Central. Martin Luther King lideró el movimiento a favor  de  los derechos civiles para la raza negra y Mahatma Gandhi  lideró el camino a la independencia de India. Cada  uno de estos personajes de la historia  empleó  tácticas particulares y ajustadas a su lucha. Sin embargo ninguno de estos referentes idealistas permanecieron  solos. Napoleón contaba con los soldados  y Gandhi con King tenían partidarios que los acompañaban en su causa. Este reducido extracto de la historia revela que sin importar el contexto, la causa o el grado de lucha, toda contienda  necesita un líder  y todo líder  necesita de otros,  requiere  un apoyo que contenga sus infortunios y le adjudique seguridad a sus doctrinas. En el contexto escolar  sucede  de modo similar; el equipo directivo encabezado por la directora o el director a cargo, adquiere el papel de líder,  responsable de establecer  objetivos y operacionarlos, apoyándose en sus propios análisis. Sin embargo la desavenencia que surge de esta analogía radica en que la educación  no es causa de pocos y la escuela no pertenece a los que la dirigen, la escuela es de todos y para todos, por tanto su lucha debe ser amplia, profunda y  eterna.

En el documento “Liderazgo sostenible” de  Andy Hargreaves, el autor como argumento principal     alude a la necesidad de sostener la institución escolar  y para justificar su razonamiento  desarrolla un análisis con siete principios que en su conjunto representan su  idea de  sostenibilidad, lograr que  la escuela se apropie de estos principios parece ser una tarea compleja, pero necesaria  para  sobrellevar el escenario actual en el que estamos inmersos. Sostener es soportar, saber  enfrentarse y superar  los obstáculos a través de la reflexión, el  trabajo en equipo, el  compromiso y situar  como fin   máximo de la educación a los niños y su aprendizaje.
"liderazgo es la capacidad de ejercer influencia sobre otras personas, de manera que éstas    puedan  tomar las líneas  propuestas  como premisa para su acción” (Leithwood,Day, Sammons, Harris y   Hopkins, 2006).[1]
Liderazgo es una palabra con un amplio número de definiciones, si se examina desde la perspectiva de influenciar a otros, es posible contrastarlo con la realidad  que observo en el ejercicio docente, está la puedo resumir en: abuso de poder sobre los “otros” (comunidad educativa) a través de prácticas dictatoriales y ofensivas, enfrentarme a esta situación  me permite inferir que el concepto actual de liderazgo está adulterado y si a esto agregamos que compartir y  sostener  el liderazgo no es tarea fácil debido a que precisa de tiempos extensos, entonces se complejiza el concepto . Los tiempos son tan escasos que se crean todo tipo de estrategias a corto plazo para tapar las machas de una historia anterior de mala gestión, es aquí donde se pierde el aprendizaje y aparece la obstinación u obligación  por obtener buenos resultados en todo tipo de evaluaciones y por cumplir con cientos de papeles que exige el ministerio de Educación.
Respecto a los líderes escolares, uno de los inconvenientes que percibo con frecuencia, se da al interior del establecimiento escolar, todos buscan ser pilotos pero pocos saben cómo serlo, al terminar el día solo nos encontramos con alumnos aburridos, profesores cansados y temerosos de la dirección, directores que se enfrentan con el área curricular si no con todo un cambio social, incluido el  nuevo rol de la familia en el contexto educativo como mencionaba Hargreaves.
Admito desconocer si alguna vez la escuela estuvo despierta, pero  mi experiencia me indica que hoy duerme, sin embargo no descansa, este gigante tiene un poder inmenso a nivel social, político, económico, lo que lo hace fundamental para el crecimiento integral del país, pero hoy el foco está perdido,  perdurar y crecer no son términos que se escuchen con frecuencia en la escuela. Frente a este escenario las preguntas que surgen son ¿Qué alarma es la más pertinente para despertar a la escuela dormida?  Por tanto ¿Cuál es la clave  para tener  un crecimiento duradero y sostenible?

“El sistema escolar actual es un Ferrari cuya aceleración es cada  vez mayor, poner el freno, es
dar tiempo para la reflexión la cual puede acarrear una transformación  positiva en nuestras aulas”



[1] Extraído del sitio web Scielo

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